Hoy termino
transcinema para la sala arte de Larcomar, pasaron 4 películas en competencia
Internacional y solo 2 destacaron una fue contemplativa Inori y la otra Lacrau convirtiéndose en la película más lirica y
poética del festival hasta ahora, empecemos con:
Inori: un film
producido por Naomi Kawasi, dirigido por Pedro González Rubio ganó el Leopardo de Oro en la sección
Cineastas del Presente del Festival de Locarno.de un corte contemplativa, el director mexicano (Alamar) explorar un territorio lejano a nuestro país y
escasamente poblado, el pueblito
de Kannogawa, ubicado en la prefectura de Nara, en Japón- son ancianos que
saben muy bien que no les queda mucho tiempo de vida. la cámara manejada
por el propio González-Rubio -él también es el editor- captura rutinas diarias de ancianos predestinados a morir en soledad, solo les queda rezar,
hacer la comida, trabajar en el campo, ir a visitar la tumba de alguien,
mientras hablan frente a cámara o en off sobre lo que desean (una mujer quiere
ir al cielo al morir), lo que añoran (el dueño de una tiendita recuerda toda la
actividad que había en otros tiempos, mientras se culpa de la difícil vida que
le dio a su fallecida madre) o lo que le reprochan a esos que no están (la
vieja que, mientras es masajeada, habla de ese hijo ingrato que nunca la
visita, cual vástago ojete sacado de alguna película de Ozu). Parece todo
perfecto en la contemplación de imágenes, quizás sobro la música dramática,
pero quedo una sensación de soledad complaciente.
Gisella
Gastiaburú Barthé
LOS
POSIBLES. Directores: Santiago Mitre y Juan Onofri.
El
director de El estudiante presenta, en esta ocasión junto al coreógrafo Juan
Onofri Barbato, exponen una película completamente diferente, un semi
documental con una duración menor al de un largometraje convencional. El título
Los posibles está compartido en realidad con el que lleva una obra de danza
moderna de Onofri de características muy particulares. Un espectáculo elaborado
a través de la conformación de un grupo de jóvenes de zonas barriales y suburbanas
con altos estándares de desarrollo y dinamismo físico. El film cruza el cine
con lo escénico, y la cámara va espiando y registrando los cuerpos en movimiento
sin quedarse estática, casi acompañando la danza y esa estética marginal,
gimnástica y laboral. Los desplazamientos eléctricos o cadencia dos de estos siete
artistas, que en todos los casos buscan la originalidad del lenguaje corporal,
van alcanzando mayor intensidad cuando reincorpora la música en vivo, partiendo
esencialmente de una batería a la cual se van agregando otras sonoridades. Un
final en el cual el grupo se distiende y conversa animadamente al retirarse del
predio, se contrapone con la presencia solitaria de un miembro que continúa danzando,
en una suerte de competencia con su sombra. Notable la música de Ramiro Cairo para
una pieza fílmica atrayente e inusual.
Gisella
Gastiaburú Barthé
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