Una película de 45 min que el director Cordobés Germán
Scelso crea una
relación con Jordi, un perturbado barcelonés,
malformado, que vive del subsidio estatal por incapacidad física, pero que
ejerce el limosneo agresivo por el simple gusto de esquilmar al prójimo. No hay
un ímpetu contemplativo en este cine, ni observacional. Scelso recurre a la
acción directa, al entro metimiento desfachatado en el encuadre y en el oscuro
eje de Jordi, rompiendo todo código ético y preconcebido con el objeto
documental. Manipular con una moneda de
un euro, creando una amistad entre director y personaje manipulándolo, sacando
lo peor de él y purificando al director así resumiría El modelo, que finalmente
lo que busca el director es La contravención de
la ética funciona como gozne entre la realidad y el espectador. “La idea de que
es posible grabar cualquier cosa, va enseñándote tus límites, tu ética”. Scelso pone así en escena un pacto complicado a
tres bandas: el protagonista cree que no está siendo grabado, pero tanto el
director como el espectador saben que sí; un pacto que acaba con la placidez de
cualquier narración para convertirla en un acto de violencia en dos sentidos:
hacia el protagonista y hacia el espectador.
Gisella
Gastiaburú Barthé.
Los
ilusos de Jonás Trueba
El joven director define este
trabajo como "una película sobre el deseo de hacer cine, o sobre lo que
hacen algunos cineastas cuando no hacen cine; sobre perder el tiempo y el
tiempo perdido; sobre conversaciones, borracheras, comidas y rutinas; sobre los
paseos al salir del cine; sobre estar enamorado; sobre estar solo y estar con
amigos, construyendo futuros recuerdos para una película futura".
Golpeando las diferentes fórmulas existentes de hacer cine, "Los
ilusos" es una película experimental hecha por gente que tenía ganas de
hacer cine y que convierte Madrid en un escenario cinematográfico. Una película
cuyo discurso se arma a través de especulaciones, demostrando que las
circunstancias cotidianas, habladas de manera normal, también es cine. Un ensayo fílmico que durante 93
minutos invita al espectador a reflexionar sobre el paso del tiempo, el
transcurso de la vida, tomando como ejemplo el rodaje de una película de
entretiempo que no depende de nada ni de nadie. Realizada en los huecos de
agenda que los actores e integrantes del equipo tenían, "Los ilusos"
se completa tras varios meses de trabajo sin planes de rodaje concreto y sin
haberla escrito previamente.
Arraianos, de Eloy Enciso
Se puede resumir su habilidad para integrar en el relato
cinematográfico a una comunidad rural, cuya memoria, tradición oral y formas de
vida perviven y dialogan con el presente. Arraianos’ (palabra
gallega que se podría traducir como ‘fronterizos’) se presenta como “el retrato
de una comunidad rural en su obstinada resistencia a desaparecer”. Sus
habitantes viven su día a día e interpretan su propia vida
mezclada con diálogos de ‘O bosque’, una obra del escritor Marinhas del Valle.
“Realidad, mitos y sueños se confunden, al tiempo que aparece un extraño
anunciando una profecía.
En
este sentido, la identidad geográfica a la que hace referencia el título (los
arraianos, habitantes de la frontera galaico-portuguesa) es un pretexto para
hacer un film fronterizo
en el sentido de la dualidad entre realidad
e imaginación: lo que se imprime en la memoria como una mezcla
de realidad y la construcción mítica de esa realidad”. EL
DIRECTOR DIJO:“Quería hacer una película de frontera y en la frontera. Una
película en la que se pudiese escuchar y tocar el idioma como nunca antes en el
cine gallego y que me permitiese radiografiar esa dualidad identitaria que
encarnan las dos mujeres que abren la cinta, entre el existencialismo y el
descreimiento. Retratar el silencio, el verde, la humedad, la superstición, la
maldición de la lluvia, el trabajo, la relación entre el hombre y el animal”.
Gisella Gastiaburú Barthé.
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