
Es una película rara, que no nos cuenta una historia de una forma convencional, está alejado de toda esa narrativa clásica, el explora un universo inasible, compuesto por climas, atmosferas, estados de ánimo, sentimientos, con un grado de lirismo mágico, el director propone lo abstracto, y ese tempo cinematográfico mostrado, es ahí en donde radica lo fascinante de este universo fílmico, Fontán es realmente un poeta del cine, su melancólica visión, propone el trabajo del blanco y negro en diferentes formatos, desde el Súper 8, 16mm, pasando por el video) una exploración estética no narrativa, asincrónico, genera sensaciones de quiebres entre el pasado y el presente de un universo de personajes muy íntimo y personal.
El rostro es una mirada sobre la construcción de una vida llena de experiencias intimas con aciertos y desaciertos, buscando auto reflexionar nuestros desatinos.Fontán es un artesano de la asimetría de sus personajes y hasta en la contemplación del rio. Este film es un acercamiento a lo poético, a la búsqueda de un todo, poniendo al espectador como un de invitado especial.
Gisella Barthé
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