domingo, 17 de abril de 2016

BAFICI 2016: BOI NEON DE GABRIEL MASCARO (Competencia de Vanguardia y Genero)



Competencia de Vanguardia y Genero

BOI NEON  DE GABRIEL MASCARO


Boi Neon es la segunda película del brasileño Gabriel Mascaro, la historia se centra en un grupo de personas que trabajan en las llamadas vaquejadas, una especie de rodeo típico brasileño donde un par de montadores, deben derribar al toro cogiéndolo de la cola. Aquí nos narran la vida de Iremar, un vaquero rudo y a la vez sensible que se apasiona por la costura de ropa femenina y gusta de buenos perfumes – (no influye nada en su sexualidad), acompañado de su torpe amigo Zè, Galega, una madre soltera que conduce un camión a la par de realizar sugestivos y bizarros bailes nocturnos, y la hija de ella, Cacà, que se encuentra en el proceso complejo de la transición a la adolescencia.
En esta historia no existe una narrativa tradicional, es el contar el día a día, lo que sucede con ellos, narrado por el planteamiento de la luz, se busca los tonos bajos, claros oscuros, que me hacían evocar a Caravaggio, sobre todo en la escena en que los peones se bañan juntos. Una fotografía exquisita, que va de la mano del mexicano Diego García. (director de fotografía del último film de Apichatpong Weerasethakul, Cementery of Splendour)
El ritmo narrativo de Mascaro, es marcado por el uso del montaje de observación, dejando que la vida pase, colocando la cámara en el lugar preciso, captando la rutina de sus personajes, que se enfrentan a la vida diaria, sin hogar fijo, viajan de feria en feria llevando toros. Donde ingresa el sutil personaje del caballo, que es una división de poder entre ambos, ellos están rodeados de toros a quienes se les maltrata, al caballo no, desde el baile que realiza Galega con esa mascara, y el mimoso cuidado que tiene con los caballos, a una larga escena sexual cerca del final de la película. Son todos estos planos de innegable belleza.


Iremar no deja de soñar con ser un modisto, al ingresar de noche a la gran fábrica textil, tiene un deseo profundo, quizás se conformará simplemente con pasar de puntillas y de dejarse seducir entre hermosas maquinas modernas, en puro claro oscuro. Y después seguirá la ruta de su destino entre toros y caballos.
Mascaro es un narrador que poco le interesa la evolución arquetípica de tramas, Boi Neón, explora el entorno activo, con personajes auténticos, llenos de matices, con todo un mundo interior por descubrir. Esa facilidad por dibujar líneas y composiciones arrebatadoras, especialmente en las escenas de sexo, el potencial de planos fijos, los reflejos y las sombras en los cuerpos desnudos, en general Boi Neon es totalmente sensorial.

Gisella Barthe


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