LA ISLA DEL MAIZ de George Ovashill (critica)
Critica de La isla del Maíz de
George Ovashvili, en competencia en el VI Festival Al Este de Lima
La isla del maíz de George
Ovashvili me transporto al hombre de arán de Robert flaherty y
la poética Dersu Uzala de Kurosawa. Una historia pequeña narrada sensorialmente.
Una película con diálogos mínimos, cercano al realismo mágico, con toque
visuales al estilo de una pintura de Van Gogh. La narrativa austera, nos sitúa
en un río que hace a la vez las funciones de frontera entre Abjasia, una región
del Cáucaso que mantiene independencia de Giorgia, estado que perteneció a la
antigua Rusia. El tema no aborda esta disputa de una forma frontal. Nos narra la
historia de un anciano y su púber nieta, el anciano de rostro bronceado por el
sol, ha decido construir un jacal alrededor del río para cultivar maíz. El
proceso de construcción es de una manera silenciosa, casi un ritual, lleno de
metáforas, de una sutileza visual soberbia. La ausencia de diálogos no
perturba, sino por lo contrario le da esa fuerza física y visual, llena de
sonidos naturales, trabaja con la luz del sol, que da veinte minutos sin
diálogos que fascinan.
El anciano campesino se muestra
fuerte, su pecosa nieta adolescente se muestra callada, obediente, entre el paso
de niña a mujer. De vez en cuando pasan soldados de uno y otro territorio, en
embarcaciones de lancha. Abuelo y nieta, solos en el medio del río, son
introvertidos, manejan sus códigos, algunos militares de miradas lascivas hacia
la adoelke nieta, crea una tensión, que el abuelo resuelve con un rifle en mano.
La llegada de un soldado herido, que es ayudado por el anciano, el soldado ya
recuperado, creara un momento de juego sensual entre la nieta y él, lo cual
será controlado por el temperamento fuerte del abuelo.
Estamos ante una historia de
supervivencia, que abarca la temporada completa de una cosecha, con tres protagonistas,
el abuelo, la nieta y la pequeña isla rodeado del río. La naturaleza es cíclica
te da y te quita, La isla del Maíz es una película llena de metáforas, ausencias
simbólicas.
En resumen, estamos ante una
historia humana que abarca la temporada de la arbitraria vida, nacer, crecer y
la destrucción implacable de la naturaleza.
Gisella Barthé
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